jueves, 23 de julio de 2009

PROXIMO LIBRO SOBRE TIRAÑA

Acerca de lo que fue este valle de lo Álvarez de las Asturias,Coto de Tiraña, hoy tan vacío de población y de posibilidades, como ayer estuvo ocupado, me atrevo a recavar aquella colaboración que pueda brindarse acerca de su población,allá por los años del 50 al 60, que fue cuando mayor densidad de habitantes tuvo.
Nuestro propósito es recoger en una publicación, pueblo por pueblo del valle, las familias que hubo y los miembros de cada familia; cosa por demás todavía posible. El objetivo es hacer constancia de un tiempo y de otro, el pasado y el presente.

Sería adecuado que, además, se contase con ilustraciones fotográficas, que las ha de haber, ya que tales imágenes enriquecerían el temario tratado, que no ha de tener ninguna trama ni argucia histórica ni literaria. El fin de este posible libro sobre Tiraña es rememorar un tiempo de su existencia. Nada más. Esperamos a ver si llega algo para favorecer este propósito que dejamos señalado.

He aquí la primera aportación gráfica que nos llega. Una boda.La de Cándido y Maruja, uno a cada lado del cura Domingo Cuadrado Merino,que aparece sentado en primera fila, con un niño delante, sobre el que pone sus manos.
La gente es toda conocida -o casi toda. A partir de aquí llega la tarea investigadora del autor de la publicación. Y en eso estamos.

martes, 7 de julio de 2009

CARLOS AMABA



San Pedro de Tiraña, donde la Historia
y la Leyenda se enraízan en el valle.



He aquí el título de un pequeño libro, "Carlos Amaba", escrito por Críspulu Gutiérrez cuya trama discurre en torno al valle de Tiraña. Tuvo visos de verismo, pues que refiere personajes de carne y hueso, que hemos conocidos en nuestra infancia. No así al autor del libro, Críspulu Gutiérrez, al que se le conocía por Pin de Pilara, cortejó una guapa moza en el pueblo de Constante, llamada Rosario, en el libro y en la realidad, pero cuyo noviazgo no acabó felizmente tal vez porque Pin de Pilara tenía sueños comunistas y el padre de la moza era de comunión diaria -o poco menos, lo que hizo que las largas caminadas por malos caminos para ver a Rosario, acabasen en nada.
Críspulu Gutiérrez, a los 21 años
Hay una nota del prologuista, José Loredo Aparicio, que dice:"Para juzgar la obra,hay que conocer al autor y alabarla como de quien es. "Carlos amaba", para ser escrita por un minero que, además tiene 22 años, está muy bien. No comprendemos algunas veces, como de espíritus tan abandonados pueden surgir estas pequeñas perlas".

Críspulu Gutiérrez, natural de Sotrondio, fue un personaje de fama y nombradía. Si el libro "Carlos Amaba" se publicó en 1928, la reputación de Pin de Pilara--o sea, Críspulu Gutiérrez,comenzó en tiempos de la Revolución del 34 y, sobre todo, en 1936, en los frentes del Norte, al mando de un batallón republicano que llevaba su nombre, como nos contó para la revista Alto Nalón José García, Cavite, al que había ascendido a sargento en los montes occidentales de Asturias, de Somiedo.

El Cura don Vicente, nos contó asimismo que, para él, después de Dios, era Críspulu Gutiérrez, pues a él le debe la vida, cuando, por ser cura, la tuvo colgada y Fue Críspulu quien le salvó de unas denuncias que le condenaban a peor suerte.

Naturalmente, Pin de Pilara era agnóstico convencido,no así su madre, Pilar, quien,viéndose morir pide que la vaya a confesar el sacerdote. Y fue cuando lo fue a buscar el mismo Críspulu, que aunque no fuese creyente, si era hijo que adoraba a su madre y puesto que ésta, cerca ya de la muerte quería un confesor, a los 10 de lo noche de un invierno de agua y nieve, fue a buscar al sacerdote, que al ver a Críspulu a aquellas horas llamar a su puerta, se puso en lo peor...
Una página del libro
"Carlos amaba"
-Señor cura, mi madre está a punto de morir y quiere que la vaya usted a confesar.
Si era noche cerrada, aquella explicación de Críspulu hizo que el cura viese la luz del sol de la verdad en plana oscuridad.

-- Vamos allá -dijo el cura.
Y, aunque las consecuencias de la guerra, de los odios y de la locura, hicieron que España fuese una bomba de calamidades, tanto el cura don Vicente como el comunista Críspulu fueron buenos amigos --o por lo menos, honestos a la hora de defenderse mutuamente. Don Vicente, que supo, después de castigos por parte de sus superiores religioso, vivió, en cierto modo, como la dio la gana, si no casado, si con mujer, que se decía que era el ama de llaves, y Críspulu murió en Rusia, después de haberse exiliado de la España católica, apostólica y romana, años más tarde, como hemos dejado escrito en nuestra revista ALTO NALÓN número 2oo.