viernes, 17 de febrero de 2012

EL VALLE DESHABITADO

San Pedro de Tiraña,cuando no
había coches

La realidad es la que es y no hay que darle más vueltas. Los tiempos de hoy son distintos a los de ayer, cuando el valle de Tiraña estaba total y absolutamente poblado. No quedaba ni un caserío vacío, y hoy lo está todo. Inclusive los pueblos mayores se han quedado desiertos, como Carbayal, Ordaliego, Conduelo, La cerezal...Ayer había ganadería, había interés en mejorar la vida, que por otra partes, estaba bastante precaria.

"Los que habitaron el valle" es una aportación nuestra a Tiraña, de la que pretendemos hacer u
na publicación entre gráfica y literaria.La molo es que, tras medio siglo de irse despoblando el valle, muchas de las familias que habían han desaparecido. Ya no hay a quien recurrir para recabar información. ¿Y qué se puede hacer para que estos poblados vuelvan a revigorizarse, vuelvan a tener vida, a sentir en ellos voces humanas?
Vecinos de Tiraña.,en 1954
Los Gobiernos de España, antes de procurar sostener estos predios rurales, librándoles de impuestos y contribuciones, hizo todo lo contrario, de modo que forzó a pagar contribuciones, impuestos, tasas y demás imposiciones, que muchas veces, después de trabajar en el campo, no lograban recaudar lo suficiente para pagar las contribuciones impuestas. Es decir, que el propio Estado, con sus derechos a exigir impuestos, tal parecía que forzaba a que los habitantes de las aldeas, del campo, de los predios campesinos a que salieran pitando, abandonando aquello que siempre fue sostén de unos y otros.

De tal modo, lo que ocurre hoy en España, con el abandono del campo, es casi un drama.Y los gobiernos, de ayer y de ahora, no acaban de tomar medidas para evitar semejante sangría. Si no tiene ideas, que los busque. Si no es capaz a evitar el éxodo del campo a la ciudad, que busque la forma de evitarlo.Que suprima los impuestos agrarios,que favorezca a quienes quieran volver al campo, a habitarlo y a sembrarlo; que, en vez de tasas, que ponga incentivos, que estimulen con ayudas a quienes, sin trabajo en las poblaciones, busque el modo de vivir de y en las aldeas, favoreciendo la vida en ellas, auspiciando el desarrollo agrario...

Algo así habría que hacer. Y, de no hacerlo, seguiremos viendo que los pueblos, como el Valle de Tiraña --que es un ejemplo de muchísimos otros lugares--acabarán muriendo por si solos. O sea, más muertos de lo que ya están.
Mocedad de Tiraña,en 1950