viernes, 30 de agosto de 2013

LA EXCOMULGADA


¿De  que le vendría el nombre  de la Excomulgada -- en en bable local, La Excomulgá-- a un caserío perdido entre árboles y, en los últimos años, entre  maleza, que todo  lo cubre y todo lo anega? Nos referimos, por supuesto, al caserío, hoy venido al suelo, que existía en mitad de  la ruta  de La Faya de los Lobos, frente al  Reboyal y debajo del Hedrau, en donde siempre vivió en el lugar la gente más menesterosa del valle de Tiraña. Vivían allí los que no tenían  otro sitio.Era el último recurso para cobijarse bajo un techo.

No se sabe cuándo se construyó ni por quién   aquella  vieja  casa, hoy abatida por la desidia, la maleza y  el abandono.  En tiempos posteriores a la guerra civil,  la habitó  Manuel Coto, quien fue muerto. no se sabe cómo, en la mina del Estellero. Después la habitó Pedro Pedrezuela, quien fue muerto asesinado junto a otras 12 personas en el cementerio de Tiraña.  Alguien más habitó este lugar, de nombre condenado: La Excomulgada.  Dios no debía estar con  quienes tenían que  cobijarse en este lugar.

Lo que nos cuentan es que, tras la  guerra  este caserío  perteneció al empresario  minero Ramiro Suárez, por más señas llamado Ramirón. el cual  años más tarde  jugó  aquella  vieja casa  a las cartas, perdiendo su propiedad  con un vecino de Blimea, de apellido  Baranda, quien lo  usó para  fines de semana, fiestas y francachelas ,además de  encuentros secretos de amores y sexo...

Estas cosas ocurrían, al parecer, por  la década del 60-70, según comentarios. De todos modos, esa cosas  no son de las que se  quiere tratar aquí, que de ellas pasamos y no  nos importan ni poco ni mucho. Porque esas cosas son para aprovecharlas cuando se pueden aprovechar, y cuando no,pues eso, dejarlas pasar.
 Pero  de la Excomulgada hay alguna leyenda escrita, Y hay algún  caso que, en otro tiempo, dio qué hablar. 
Tal fue que llegó un fugado, que no guerrillero, que debía conocer a los moradores de aquel lugar, el cual fue atendido por la esposa  del cabeza de familia, El  que llegaba lo hizo herido, hambriento y  hecho una  penitencia. Mientras la esposa  procuraba  atender  al que llegó, el marido --eso se contó-- se apresuró a  denunciarlo, lo que hizo y en poco más de  unas horas, la Guardia Civil y otras fuerzas, rodearon la casa y acabaron  con la vida del  que había acudido al lugar en busca de ayuda.

Se cuenta que algunos meses después---falta verificarlo a ver  lo qué hay de cierto--,en la mina, no sabemos si de Barredos y de La Sota o El Estellero, aquel que había denunciado al fugado que llegó a su casa, fue victima  de un accidente minero, cayendo a un pozo interior  de la rampa, de cuyo caso hubo comentarios muy diversos. De lo que hubo de cierto, hoy ya no  tenemos adonde acudir en busca de  información. De todos modos, habrá que esperar a ver si alguien nos  aporta alguna referencia  más exacta  que lo aquí expuesto.