¿De que le vendría el nombre de la Excomulgada -- en en bable local, La Excomulgá-- a un caserío perdido entre árboles y, en los últimos años, entre maleza, que todo lo cubre y todo lo anega? Nos referimos, por supuesto, al caserío, hoy venido al suelo, que existía en mitad de la ruta de La Faya de los Lobos, frente al Reboyal y debajo del Hedrau, en donde siempre vivió en el lugar la gente más menesterosa del valle de Tiraña. Vivían allí los que no tenían otro sitio.Era el último recurso para cobijarse bajo un techo.
No se sabe cuándo se construyó ni por quién aquella vieja casa, hoy abatida por la desidia, la maleza y el abandono. En tiempos posteriores a la guerra civil, la habitó Manuel Coto, quien fue muerto. no se sabe cómo, en la mina del Estellero. Después la habitó Pedro Pedrezuela, quien fue muerto asesinado junto a otras 12 personas en el cementerio de Tiraña. Alguien más habitó este lugar, de nombre condenado: La Excomulgada. Dios no debía estar con quienes tenían que cobijarse en este lugar.
Lo que nos cuentan es que, tras la guerra este caserío perteneció al empresario minero Ramiro Suárez, por más señas llamado Ramirón. el cual años más tarde jugó aquella vieja casa a las cartas, perdiendo su propiedad con un vecino de Blimea, de apellido Baranda, quien lo usó para fines de semana, fiestas y francachelas ,además de encuentros secretos de amores y sexo...
Estas cosas ocurrían, al parecer, por la década del 60-70, según comentarios. De todos modos, esa cosas no son de las que se quiere tratar aquí, que de ellas pasamos y no nos importan ni poco ni mucho. Porque esas cosas son para aprovecharlas cuando se pueden aprovechar, y cuando no,pues eso, dejarlas pasar.
Pero de la Excomulgada hay alguna leyenda escrita, Y hay algún caso que, en otro tiempo, dio qué hablar.
Tal fue que llegó un fugado, que no guerrillero, que debía conocer a los moradores de aquel lugar, el cual fue atendido por la esposa del cabeza de familia, El que llegaba lo hizo herido, hambriento y hecho una penitencia. Mientras la esposa procuraba atender al que llegó, el marido --eso se contó-- se apresuró a denunciarlo, lo que hizo y en poco más de unas horas, la Guardia Civil y otras fuerzas, rodearon la casa y acabaron con la vida del que había acudido al lugar en busca de ayuda.
Se cuenta que algunos meses después---falta verificarlo a ver lo qué hay de cierto--,en la mina, no sabemos si de Barredos y de La Sota o El Estellero, aquel que había denunciado al fugado que llegó a su casa, fue victima de un accidente minero, cayendo a un pozo interior de la rampa, de cuyo caso hubo comentarios muy diversos. De lo que hubo de cierto, hoy ya no tenemos adonde acudir en busca de información. De todos modos, habrá que esperar a ver si alguien nos aporta alguna referencia más exacta que lo aquí expuesto.
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